jueves, 2 de noviembre de 2023

"El Papel de la Sanidad", 8: La primera piedra (1920)

La Casa de Salud Valdecilla (CSV) fue inaugurada el 24 de octubre de 1929, el mismo día que el Marqués de Valdecilla cumplía 79 años. Tal inauguración fue, pues, antes un homenaje a su principal benefactor, el marqués, que una inauguración propiamente dicha. De hecho, la CSV no se puede dar por plenamente operativa hasta comienzos del año siguiente.

La CSV nació para relevar al que a partir de entonces pasaría a ser, en oposición a la CSV, el antiguo Hospital de San Rafael. Pero la CSV no solo sería nueva en relación con el antiguo hospital, sino que también sería una institución moderna. Su modernidad se asentaba en tres pilares: la Escuela de Enfermeras, semilla de la actual Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria, más el Instituto Médico de Postgraduados, precedente del actual IDIVAL, y por último la Biblioteca Marquesa de Pelayo, que nació como Biblioteca Nacional de Medicina.

Sin embargo, entre el Hospital de San Rafael y la Casa de Salud Valdecilla hubo un intento intermedio que no llegó a cuajar: el Hospital Provincial de Santander.

Esta institución nonata se explica en el contexto de la mal llamada gripe española. Tras varios reveses sufridos por la ciudad, en particular la tragedia provocada por la explosión del barco vapor Cabo Machichaco a finales del s. XIX, fue la pandemia del año 1918 la que provocó la reacción definitiva de los ciudadanos, que dijeron basta, sobre todo los obreros, muy activos en el arco de la bahía, los más afectados por la pandemia y los peor atendidos. A ellos debemos la primera defensa de la Sanidad en Cantabria entendida no como beneficencia sino como un derecho.

La primera piedra la puso Alfonso XIII el 20 de agosto de 1920. El recorte de prensa incluye la fotografía del acto. Es un testimonio valiosísimo.

Se compraron los terrenos y echaron los cimientos según el modelo en boga entonces, el pabellonario, algo que condicionaría el desarrollo futuro del hospital, hasta hoy. Se puso la primera piedra y sin que transcurriera un año se terminó el presupuesto. Habría que esperar hasta mediados de los años veinte para que se retomaran las obras y prácticamente una década para que concluyeran, y solo gracias al compromiso del Marqués de Valdecilla, que impuso su equipo, entre otros al arquitecto Gonzalo Bringas y al doctor Wenceslao López Albo, ambos cántabros, como él. Pero ya no sería el Hospital Provincial de Santander. La CSV sería mucho más.