jueves, 1 de febrero de 2024

"El Papel de la Sanidad", 11: Folleto publicitario de la Escuela de Enfermeras de la CSV (ca. 1930)

La Escuela que nació como de Enfermeras en 1929, en la actualidad y desde 2018 Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria, lo hizo con unos estándares muy altos que sus primeros responsables, el director Manuel Usandizaga y la subdirectora Teresa Junquera, tuvieron que rebajar por falta de alumnas. 

Esta carestía de alumnas se puede explicar desde muchos puntos de vista, entre los que no es menor el hecho de que la Casa de Salud Valdecilla (CSV) apostara por la meritocracia, apartando a las sagas de médicos locales, que, como reacción, se opusieron al proyecto con todas sus fuerzas, lo que incluía el menosprecio a las alumnas. Este escaso interés despertado por la Escuela de Enfermeras, o el miedo a ser señaladas, obligó a la institución a redoblar sus esfuerzos en publicidad. En este contexto, destaca un folleto dedicado a exaltar las bondades de la Escuela de Enfermeras de la CSV llevado a imprenta en torno al año 1930, aquí.

Casa de Salud Valdecilla. Escuela de Enfermeras. Santander: Aldus; c1930. 12 p.

martes, 2 de enero de 2024

"El Papel de la Sanidad", 10: Reglamento de la Asociación de Médicos Ex-internos de la CSV (1953)

Por iniciativa de la Marquesa de Pelayo y el Dr. Díaz-Caneja, entre otros, el año 1946 se celebra el Primer Congreso de Médicos Ex-internos de la Casa de Salud Valdecilla. En este Congreso se perfila la primera Directiva de la Asociación, que convoca una segunda edición para 1950. En este Segundo Congreso se nombra Presidenta de Honor de la Asociación a la Marquesa de Pelayo y Socio de Honor al Dr. Díaz-Caneja. Era su Presidente el Dr. Áureo Gutiérrez Churruca y el Secretario el Dr. Luis de la Puente Campano.

El Reglamento de la Asociación de Médicos Ex-internos de la Casa de Salud Valdecilla se lleva a imprenta el año 1953, aquí.

viernes, 1 de diciembre de 2023

"El Papel de la Sanidad", 9: Reglamento Servicios Médicos CSV (1932)

Reglamento de Servicios Médicos de la Casa de Salud Valdecilla presentado por el Director, el Dr. Díaz Caneja (el Dr. López Albo había dimitido), al Patronato presidido por la Marquesa de Pelayo (el Marqués de Valdecilla estaba muy enfermo) para su aprobación el 12 de diciembre de 1932, aquí.

jueves, 2 de noviembre de 2023

"El Papel de la Sanidad", 8: La primera piedra (1920)

La Casa de Salud Valdecilla (CSV) fue inaugurada el 24 de octubre de 1929, el mismo día que el Marqués de Valdecilla cumplía 79 años. Tal inauguración fue, pues, antes un homenaje a su principal benefactor, el marqués, que una inauguración propiamente dicha. De hecho, la CSV no se puede dar por plenamente operativa hasta comienzos del año siguiente.

La CSV nació para relevar al que a partir de entonces pasaría a ser, en oposición a la CSV, el antiguo Hospital de San Rafael. Pero la CSV no solo sería nueva en relación con el antiguo hospital, sino que también sería una institución moderna. Su modernidad se asentaba en tres pilares: la Escuela de Enfermeras, semilla de la actual Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria, más el Instituto Médico de Postgraduados, precedente del actual IDIVAL, y por último la Biblioteca Marquesa de Pelayo, que nació como Biblioteca Nacional de Medicina.

Sin embargo, entre el Hospital de San Rafael y la Casa de Salud Valdecilla hubo un intento intermedio que no llegó a cuajar: el Hospital Provincial de Santander.

Esta institución nonata se explica en el contexto de la mal llamada gripe española. Tras varios reveses sufridos por la ciudad, en particular la tragedia provocada por la explosión del barco vapor Cabo Machichaco a finales del s. XIX, fue la pandemia del año 1918 la que provocó la reacción definitiva de los ciudadanos, que dijeron basta, sobre todo los obreros, muy activos en el arco de la bahía, los más afectados por la pandemia y los peor atendidos. A ellos debemos la primera defensa de la Sanidad en Cantabria entendida no como beneficencia sino como un derecho.

La primera piedra la puso Alfonso XIII el 20 de agosto de 1920. El recorte de prensa incluye la fotografía del acto. Es un testimonio valiosísimo.

Se compraron los terrenos y echaron los cimientos según el modelo en boga entonces, el pabellonario, algo que condicionaría el desarrollo futuro del hospital, hasta hoy. Se puso la primera piedra y sin que transcurriera un año se terminó el presupuesto. Habría que esperar hasta mediados de los años veinte para que se retomaran las obras y prácticamente una década para que concluyeran, y solo gracias al compromiso del Marqués de Valdecilla, que impuso su equipo, entre otros al arquitecto Gonzalo Bringas y al doctor Wenceslao López Albo, ambos cántabros, como él. Pero ya no sería el Hospital Provincial de Santander. La CSV sería mucho más.

domingo, 1 de octubre de 2023

"El Papel de la Sanidad", 7: El Dr. Gustavo Pittaluga y la Enfermería (1933)

El Dr. Gustavo Pittauga (Florencia, 1876 - La Habana, 1956), natural de Italia pero nacionalizado español el año 1904, fue uno de los referentes de la conocida como Edad de Plata de las Ciencias Españolas, espejo de la Edad de Plata de las Artes y de las Letras. Su labor se centró en los ámbitos de la Parasitología, Hematología y Salud Pública. Entre las muchas responsabilidades asumidas a lo largo de su larga trayectoria profesional, de alcance internacional, destaca la puesta en marcha de la Escuela Nacional de Sanidad de Madrid, precedente del Instituto de Salud Carlos III, inaugurado el año 1986, que dirigió hasta el estallido de la Guerra Civil. En su artículo primero se recoge como objetivo "la enseñanza y formación de un Cuerpo de Enfermeras sanitarias". Es en este contexto que se explica la conferencia que dictó en la sede de la Cruz Roja en Madrid el año 1933 titulada Técnica y vocación de la Enfermera, aquí.

Merece que señalemos dos aspectos de la conferencia: el primero, la defensa de la sanidad entendida no como beneficencia sino como un derecho, es decir, el ocaso de lo que el doctor denomina "pietismo", en la línea seguida por el movimiento obrero cántabro que presionó para que se construyera un nuevo hospital en Santander el año 1918, el año de la mal llamada gripe española, que tras la implicación providencial de Ramón Pelayo de la Torriente acabó siendo la Casa de Salud Valdecilla inaugurada el año 1929; y el segundo, y en este punto el doctor reproduce un discurso anticuado, la imprescindible, en su opinión, vocación enfermera que él vincula íntimamente con la etiqueta de "ángel del hogar" aplicada a la mujer, a la mujer de bien, se entiende: el doctor aprueba que la mujer abandone el hogar, y es meritorio, dadas las fechas, pero que lo abandone para cumplir funciones que pudieran interpretarse como una prolongación de su sino, como es el cuidado de los enfermos, una forma de traducir, de adaptar a los nuevos tiempos (que por fortuna terminarían tomando otros derroteros) el cuidado de la familia, del marido y de los hijos. Este planteamiento es anticuado no solo desde una perspectiva actual, sino que ya entonces lo era. Así lo pone en evidencia Teresa Junquera Ibrán, subdirectora de la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla y su primera directiva, que en el mismo foro dictó una conferencia en la que prescinde de esa conexión paternalista de la mujer que lastraba al doctor. 

Se podría decir que Gustavo Pitaluga es en este caso como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pues presenta a un tiempo una versión buena y otra mala, o una moderna y otra anticuada, o, en definitiva, una versión positiva y propiciatoria frente a otra negativa y baldía. En otras palabras, el doctor avanza un pie hacia el futuro, donde la salud se consolida como un derecho, pero el otro permanece hundido en el barro del pasado, con su defensa del espíritu pretendidamente femenino como motor de la vocación enfermera.

Pittaluga, G. Técnica y vocación de la Enfermera. Madrid: Escuela de Enfermeras del Hospital Central de la Cruz Roja Española; 1933.

viernes, 1 de septiembre de 2023

"El Papel de la Sanidad", 6: La conferencia del Dr. Téllez-Plasencia en el Congreso Internacional de Radiólogos de Chicago (1937)

El Dr. Heliodoro Téllez-Plasencia dirige el primer Servicio de Fisioterapia de la Casa de Salud Valdecilla, inaugurada a finales del año 1929. Pronto lo duplica, creando el Servicio de Rayos, pionero en España. Tanto es así, que Federica Montseny, al frente de la sanidad española, la primera ministra de Europa, encarga al doctor del hospital cántabro que represente a España en el V Congreso Internacional de Radiólogos celebrado en Chicago el año 1937.

Pero ese mismo año cae Santander y el doctor, tras un breve e infructuoso periodo en el Levante español, se exilia primero a Francia, luego a Inglaterra, huyendo de los nazis, y por último de nuevo a Francia, donde trabaja en el CNRS. Desconocemos la fecha exacta de su fallecimiento.

Se dijo de él que había robado el radio de la Casa de Salud Valdecilla en connivencia con el Dr. Wenceslao López Albo, el primer Director Gerente de la institución, pero recientemente el historiador cántabro Miguel Ángel Solla ha encontrado un documento en el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores que prueba que el valioso radio del hospital fue entregado al Delegado del Gobierno de Cantabria, Juan Ruiz Olazarán. Este a su vez lo entregó a las autoridades competentes refugiadas en París, como era norma, y estas, según consta, lo devolvieron sin demora al hospital. Por consiguiente, las sospechas contra los doctores son infundadas. Pero no por ello casi les cuesta la vida a ambos. Otro caso parecido fue protagonizado por el Dr. Pío del Río-Hortega, director de investigación del Instituto Nacional del Cáncer, también él forzado al exilio.

La contribución del Dr. Heliodoro Téllez-Plasencia al congreso norteamericano fue cancelada en España. Tres años más tarde fue recuperada por Radiology, la principal revista de la especialidad, de donde la hemos tomado nosotros.

Descarga libre y gratuita de la conferencia, aquí.

Téllez-Plasencia, H. First Measurements with the Spanish Standard for the Absolute Determination of the International Roentgen Unit. Radiology.1940;34(1):82-94.