domingo, 1 de octubre de 2023

"El Papel de la Sanidad", 7: El Dr. Gustavo Pittaluga y la Enfermería (1933)

El Dr. Gustavo Pittauga (Florencia, 1876 - La Habana, 1956), natural de Italia pero nacionalizado español el año 1904, fue uno de los referentes de la conocida como Edad de Plata de las Ciencias Españolas, espejo de la Edad de Plata de las Artes y de las Letras. Su labor se centró en los ámbitos de la Parasitología, Hematología y Salud Pública. Entre las muchas responsabilidades asumidas a lo largo de su larga trayectoria profesional, de alcance internacional, destaca la puesta en marcha de la Escuela Nacional de Sanidad de Madrid, precedente del Instituto de Salud Carlos III, inaugurado el año 1986, que dirigió hasta el estallido de la Guerra Civil. En su artículo primero se recoge como objetivo "la enseñanza y formación de un Cuerpo de Enfermeras sanitarias". Es en este contexto que se explica la conferencia que dictó en la sede de la Cruz Roja en Madrid el año 1933 titulada Técnica y vocación de la Enfermera, aquí.

Merece que señalemos dos aspectos de la conferencia: el primero, la defensa de la sanidad entendida no como beneficencia sino como un derecho, es decir, el ocaso de lo que el doctor denomina "pietismo", en la línea seguida por el movimiento obrero cántabro que presionó para que se construyera un nuevo hospital en Santander el año 1918, el año de la mal llamada gripe española, que tras la implicación providencial de Ramón Pelayo de la Torriente acabó siendo la Casa de Salud Valdecilla inaugurada el año 1929; y el segundo, y en este punto el doctor reproduce un discurso anticuado, la imprescindible, en su opinión, vocación enfermera que él vincula íntimamente con la etiqueta de "ángel del hogar" aplicada a la mujer, a la mujer de bien, se entiende: el doctor aprueba que la mujer abandone el hogar, y es meritorio, dadas las fechas, pero que lo abandone para cumplir funciones que pudieran interpretarse como una prolongación de su sino, como es el cuidado de los enfermos, una forma de traducir, de adaptar a los nuevos tiempos (que por fortuna terminarían tomando otros derroteros) el cuidado de la familia, del marido y de los hijos. Este planteamiento es anticuado no solo desde una perspectiva actual, sino que ya entonces lo era. Así lo pone en evidencia Teresa Junquera Ibrán, subdirectora de la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla y su primera directiva, que en el mismo foro dictó una conferencia en la que prescinde de esa conexión paternalista de la mujer que lastraba al doctor. 

Se podría decir que Gustavo Pitaluga es en este caso como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pues presenta a un tiempo una versión buena y otra mala, o una moderna y otra anticuada, o, en definitiva, una versión positiva y propiciatoria frente a otra negativa y baldía. En otras palabras, el doctor avanza un pie hacia el futuro, donde la salud se consolida como un derecho, pero el otro permanece hundido en el barro del pasado, con su defensa del espíritu pretendidamente femenino como motor de la vocación enfermera.

Pittaluga, G. Técnica y vocación de la Enfermera. Madrid: Escuela de Enfermeras del Hospital Central de la Cruz Roja Española; 1933.